Monday, June 6, 2011

Ella me ha arrebatado injustamente el alma que me pertenece.

Después de la muerte de su hijo, Santa Brígida fue llevada a un palacio magnífico.
 Ahí vio a Jesús sentado en su tribunal y rodeado de una corte inumerable de ángeles y santos. A su lado estaba la Santísima Virgen, que seguía con atención el juicio. A los pies del Juez, vio bajo la forma de un recién nacido, el alma del difunto, quien temblaba y no lograba ver ni oír lo que ocurría. A la derecha del Juez, cerca del alma, estaba un ángel, el demonio estaba a su izquierda, pero ninguno de los dos tocaba al alma.

El demonio, entonces, se puso a gritar:-Escucha, Juez todopoderoso, yo debo quejarme de una mujer que es a la vez mi Soberana y tu Madre, a quien tu amor le ha dado todo poder sobre el cielo y sobre la tierra, y sobre nosotros, los demonios del infierno. Ella me a arrebatado injustamente el alma que comparece ante Ti, pues en verdad, a mí me correspondía apoderarme de ella al momento de separarse del cuerpo y de llevarla con mis compañeros ante tu tribunal. Ahora bien, Juez Justo, el alma no había terminado de salir del cuerpo, cuando tu Madre, la tomó consigo y la cubrió con su poderosa protección hasta presentarla ante Ti-.

La bienaventurada Virgen María, le respondió así:-Escucha, satanás, cuando saliste de las manos del Creador, tenías la inteligencia de la justicia que vive en Dios por la eternidad. Tuviste la libertad de actuar a tu voluntad y aunque hayas preferido odiar a Dios antes que entregarle tu corazón, sabes bien lo que la justicia exige. Yo te digo que a mí me corresponde más que a ti presentar esta alma ante Dios, su Juez; ya que durante su vida en la tierra, ella me demostró un gran afecto y se complacía en recordar que Dios se dignó escogerme como su Madre y que quiso exaltarme por encima de todas las criaturas. Tu has visto, satanás, en qué condiciones ha muerto esta alma . ¿Qué te parece, entonces? ¿No era justo que yo la tomara bajo mi protección ante el tribunal de Dios, antes que dejarla entre tus manos para compartir tus suplicios?-.

Y satanás preguntó de nuevo:-Porque, Oh Reina, a la hora de la agonía de esta alma, nos has mandado huir de manera que ninguno de nosotros pudo ni asustarla ni perturbarla?-.

La Virgen replica:-Yo lo hice por el amor ardiente y la veneracion que en vida ella me había dedicado-.

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